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El primer día de clase en Alemania

Hay tradiciones que no tenemos en nuestro país y que, por tal motivo, nos sorprenden. Ese es el caso del comienzo de la escolarización obligatoria en 1º de Primaria en Alemania. El primer día de clase, cada niño recibe de sus padres un cono de cartulina repleto de golosinas que, de hecho, se lleva al colegio. Se trata, pues, de endulzarles a los alumnos el inicio de su vida escolar. Esta curiosa costumbre, originaria de la Alemania del siglo XIX, se habría de extender posteriormente también a Austria.

En la actualidad, estos cucuruchos pueden comprarse a comienzo de curso en tiendas de papelería o en grandes superficies y suelen estar decorados con personajes de películas u otros motivos populares. Sin embargo, también hay familias que optan por procedimientos más caseros y diseñan su propio cono. Cartulina, pegamento, papel crepe o de charol, hilos, pinturas – cualquier material vale para crear un modelo personalizado que no se pueda comprar.

Con el fin de acercar a los alumnos a esta tradición, en clase de alemán de 5º de EP creamos nuestros propios cucuruchos en versión “mini” (los modelos originales suelen ser de unos 70 centímetros de largo). La actividad se realizó tras las primeras 3/4 horas de alemán y los alumnos decoraron el exterior de sus conos con las palabras que habían aprendido hasta la fecha. Así, sin darse cuenta, los chicos realizaron una actividad que, normalmente, no les gusta demasiado: escribir, y, encima, en lengua extranjera. Bien es cierto que los cucuruchos creados tienen una pega: ¡no contienen chuches!

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